Cuando hablamos de parásitos externos nos referimos fundamentalmente a pulgas y garrapatas. A parte del lógico rechazo que nos provocan, su peligro está en que son transmisores de graves enfermedades tanto para los animales como para las personas.
Porque más vale prevenir que curar, es aconsejable proteger a nuestros animales de estos parásitos, especialmente en primavera y verano, épocas del año de máximo riesgo.
Tenemos a nuestra disposición una gran gama de productos antiparasitarios externos: pipetas, collares, líquidos para rociar, polvos, jarabes, comprimidos, champús, etc. Todos son efectivos, pero debe ser un veterinario quien le aconseje cual es el más adecuado para cada caso concreto en función de la especie animal afectada, el parásito responsable del problema, la época del año y el hábitat del animal.